Blog

Las últimas novedades sobre Social Shared Corporate

5 estrategias para conseguir buenos equipos
Volver 5 April 2017

Crear y formar equipos potentes capaces de colaborar, creativos, proactivos, resolutivos, es el sueño de cualquier directivo. El tipo de equipos que como dice Leigh Thompson, profesora de gestión y organizaciones en la Kellogg School y experta en trabajo en equipo, “atraviesan tormentas, éxitos, fracasos y sobreviven una y otra vez”.

El quid de la cuestión es que se utilizan muchas estrategias, seguramente con toda la buena energía del mundo, que no son muy eficaces. Por eso, Thompson nos da idea de algunas ideas falsas generalizadas.

CLAVES PARA CREAR Y MANTENER EQUIPOS INNOVADORES, EFICIENTES Y EFICACES

Un equipo no es una fiesta: no es necesario invitar a todo el mundo

Los directivos de empresas suelen caer en dos trampas a la hora de constituir equipos: los hacen demasiado numerosos y demasiado homogéneos, hecho que provoca equipos demasiado grandes.

La profesora aconseja una estrategia para reducirlos de tamaño: hay expertos a los que se les puede consultar cuando se requiere, no es necesario contar con ellos a tiempo completo.

Por otra parte, es conveniente que en los equipos haya integrantes con ideas y puntos de vista dispares. Esto contribuirá a tener una visión de los proyectos muy completa. Es necesario, sin lugar a dudas, que exista química y fluidez, pero con respeto y receptivos, se pueden conseguir ideas brillantes.

Integrar un equipo con personas de ideas afines puede crear un ambiente seguro y acogedor, pero habrá más estrechez de miras y menos fricción productiva que en un equipo con diversidad de personalidades y funciones. Es muy importante evitar, según explica Thompson, equipos estáticos que se estancan en la rutina intelectual. De hecho, explica, se ha comprobado que cambiar a los integrantes del equipo promueve la generación de ideas creativas.

Diseñar una estructura previa estimula la creatividad

Es posible establecer principios básicos sin por ello sofocar la creatividad. Encontrar el equilibrio entre proporcionar cierta estructura y promover la libertad, es tarea complicada para los líderes.

“Creo que uno de los errores más grandes que cometen los dirigentes de equipos es decir cosas como 'nuestra regla es que no tenemos ninguna regla'”, dice Thompson. Se trata de un enfoque que intenta dar a los equipos autonomía, pero que por lo general resulta contraproducente. Lo que suele suceder es que cada persona espera a alguien más para tomar medidas, lo que genera parálisis, o peor, la disfunción.

Aunque parezca que establecer reglas es contrario a la creatividad, lo cierto es que los equipos a la larga trabajan mejor. Construir un documento de principios que identifique el objetivo del equipo, las reglas de funcionamiento y las responsabilidades, es muy importante. Puede en sí aumentar la cohesión y eficacia de un equipo.

La vulnerabilidad puede ser positiva

Es muy fácil ver a los líderes celebrando los progresos y honrando a los empleados del año para conseguir una especie de energía que una a los equipos, por la satisfacción de la labor bien realizada y el optimismo compartidos. Pero, realmente, ¿este tipo de actuaciones mejoran el trabajo en equipo? La profesoraThompson realizó unos estudios en los que se pidió a algunos equipos que compartieran sus logros y a otros sus momentos de menos éxito. Thompson constató, para su sorpresa, que los integrantes de los equipos que habían relatado sus peores momentos generaron un número mayor de ideas. La vergüenza, no el orgullo, estimuló el trabajo en equipo imaginativo y eficaz.

Se puede reducir el tiempo que se dedica a reuniones con un poco de ingenio

Ya hemos hablado muchas veces en el blog de Social Shared de la ineficacia de las reuniones, del tiempo que se pierde en la mayoría de los casos. Según la profesora, las reuniones suelen ser demasiado largas. Los distintos estudios demuestran que las reuniones que duran la mitad de tiempo suelen ser igual de productivas. Es mejor celebrar cuatro reuniones de una hora que dos reuniones de dos horas.

“Los equipos tienen gran capacidad para evaluar o desarrollar ideas, pero no para generarlas”, dice Thompson. Para optimizar el tiempo de reunión, recomienda que un moderador solicite de antemano ideas basadas en el temario que sirvan de punto de partida para el debate y, por supuesto, promover la plena participación.

Los estudios demuestran que, en un equipo de ocho, uno o dos participantes suelen hacer hasta el 70 por ciento de las intervenciones. Thompson recomienda celebrar “tormentas de ideas rápidas” como solución para garantizar la participación de todo el equipo. En este ejercicio, se forman parejas de participantes que celebran cara a cara una sesión de debate y generación de ideas. Transcurrido un breve período de tiempo, cambian de asiento y vuelven a empezar con una pareja distinta.

Tanta cortesía a veces no es buena

“Algunos equipos son demasiado corteses”, advierte Thompson. “Sus integrantes se abstienen de desafiarse los unos a los otros por miedo de abrir una brecha en la cohesión del equipo”. Pero los desacuerdos, si se manejan correctamente, evitan caer en el pensamiento grupal a la hora de evaluar las ventajas y desventajas de las ideas.

Además, indica la profesora, que es usual que, posteriormente, se hagan los comentarios alrededor de la máquina del café. Por lo tanto, hay que provocar que el equipo traiga el debate de las controversias a la mesa de reuniones, para evitar mayores desacuerdos después.

“Hay que ser duro con el problema y respetuoso con las personas”, dice Thompson.

El desafío para los dirigentes consiste en promover el desacuerdo productivo Así que Thompson aconseja pedir a los integrantes del equipo que formulen sus opiniones y recomendaciones por escrito, en lugar de presentarlas de viva voz. Los estudios demuestran que en las tormentas de ideas los equipos no pasan de la segunda idea antes de empezar a reprimir sus inquietudes. Sin embargo, cuando las ideas son rebatidas —sin ser objeto de ataque— suelen surgir propuestas verdaderamente interesantes.

Fuente: KelloggInsight